De tasas y porcentajes
- Mª Luisa Romana
- 27 sept 2018
- 2 Min. de lectura
En economía, lo más habitual es que la evolución de los indicadores (producción, desempleo, inflación, etc.) se describa mediante porcentajes: incrementos o reducciones de la cifra correspondiente a una fecha anterior, como el trimestre o el año pasado. Diríamos, así, que la inflación ha subido un 0,3 %, o que el desempleo ha bajado un 0,5%, o que la previsión de crecimiento es del 2,1% del PIB, por ejemplo. El castellano ofrece para esto diversas posibilidades:
CIFRAS Y MEDICIONES
Porcentajes: tipo, tasa, porcentaje (base 100), tanto por ciento, # por ciento, # puntos porcentuales, # puntos básicos (base 10), # por mil (base 1000).
Fracciones: proporción, media, ratio, participación, peso relativo, relación, razón.
Otras fórmulas: índice, indicador, saldo, media, media ponderada.
También es posible que no tengamos que precisar mucho; en esos casos utilizaríamos un hiperónimo, una palabra genérica que sirva para todos estos conceptos:
TÉRMINOS GENÉRICOS
cifra
índice
resultado/s
volumen
total
montante
suma
cantidad
importe
La traducción de rate
Entre todas estas opciones, la decisión depende, como siempre, del texto. En el español de España el inglés rate se traducirá por tipo, para los precios del dinero; así pues, hablaremos de tipo de interés (interest rate) y tipo de cambio (exchange rate), y no de ‘tasas’ u otros sustantivos. También se utiliza para los tipos impositivos. En cambio, en el español de América (cualquier variante) sí es muy habitual ver las expresiones «tasa de interés» y «tasa de cambio». Ninguna de estas opciones puede denominarse «incorrecta» desde el punto de vista de la norma lingüística.
En España, el término tasa se utiliza sobre todo para la variación en indicadores como el desempleo o la inflación, y son usuales expresiones como «tasa de variación del ahorro» o «tasa de desempleo». No resulta aconsejable utilizar la palabra tipo para conceptos distintos de los antes mencionados: cuando se habla de «tipo de inflación» o de «tipo de crecimiento», por ejemplo, no se está aludiendo a una cifra sino a una clase, una variante de entre las muchas que puede haber; no lo utilizamos para indicar el porcentaje, sino para clasificar y describir las distintas variedades.

Usos y costumbres
En cuanto a las demás unidades de medida, su uso es muy variable. Un porcentaje puede expresarse indistintamente diciendo porcentaje, tanto por ciento, x por ciento y x puntos porcentuales; depende del texto y de la variación estilística. Lo que no es recomendable es *x por cien (ni siquiera en la expresión «ciento por ciento»).
Por su parte, el vocablo razón es frecuente en matemáticas, pero no tanto en economía; en español ha sido sustituido por su étimo ratio, seguramente por influencia del inglés, que lo utiliza así. Por ese mismo motivo, en los textos económicos lo más frecuente es encontrar esta palabra en masculino, «el ratio», aunque su género canónico es el femenino, y así esperará encontrarlo cualquier profesional de la lengua española. En nuestra opinión, ambos usos son aceptables en castellano.
En la utilización de hiperónimos, habrá que atender fundamentalmente al contexto: por ejemplo, hablando de importes monetarios se optará por términos tales como «total», «cantidad», «suma», «importe», «montante», etc.; para indicadores macroeconómicos como pueden ser la inflación o el desempleo será preferible emplear «tasa», «índice», «cifra», «volumen» o «total»; para datos presupuestarios o contables se utilizará «resultados», «totales», «saldos», etc.























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